‘Jugando con fuego’ es un proyecto de investigación-acción situado en la interfaz entre la práctica artística del teatro y la investigación social. Utiliza un método de teatro comunitario llamado Teatro Foro (TF) para realizar investigación social y generar respuestas comunitarias a conflictos de múltiples niveles (culturales, políticos, distributivos, ambientales) en las comunidades más afectadas por los recientes y extensos incendios forestales en Bolivia. Su objetivo es promover el debate público local e internacional sobre la complejidad y la urgencia de las emergencias vinculadas a los incendios forestales a través de la creación de trabajos artísticos derivados de la investigación, que incluyen el teatro comunitario, la fotografía participativa experimental y la creación de documentales colaborativos.
El proyecto documenta por primera vez la aplicación de los métodos del Teatro Foro a la crisis socio-ecológica generada por los incendios forestales. Se enfoca en situaciones complejas de opresión derivadas de conflictos intercomunitarios que incluyen múltiples dimensiones como la estigmatización cultural y étnica, las estrategias de subsistencia insostenibles, la competencia política y diferentes maneras de relacionarse con el entorno natural. El objetivo es desarrollar un enfoque innovador para comprender mejor los vínculos entre las múltiples dimensiones de la opresión y cómo estas se reflejan en las crisis socioambientales en el marco de los incendios forestales.
Si bien las comunidades donde se realizan las intervenciones de TF sufren, a menudo, de opresiones generadas por causas similares, en este caso, trabajamos con comunidades que se diferencian en su comprensión y percepción de la opresión, y cuyos conflictos son las manifestaciones de estas divergencias. De hecho, los incendios en sí mismos pueden ser una fuente de opresión para ciertos grupos y un medio de reproducción social y de subsistencia para otros. Del mismo modo, lo que puede ser entendido por unos como algo de lo que estar orgulloso (por ejemplo, la contribución a la expansión de la frontera agraria, que mejora la economía local) puede ser visto por otros como una amenaza a su acceso a los territorios ancestrales y a sus prácticas culturales. El proyecto propone contribuir a desarrollar tanto una comprensión teórica como un enfoque metodológico para estudiar esta complejidad.
De esta manera, el proyecto se basa en un diálogo multidisciplinario entre la literatura de teatro comunitario y la literatura de las ciencias sociales en el marco de las emergencias socioambientales. Sus hallazgos son relevantes no solo para nuestro conocimiento sobre emergencias de incendios forestales, sino también para comprender y responder a otras situaciones que involucran puntos de vista complejos y divergentes sobre la opresión en sí misma.
Los incendios forestales son emergencias complejas. Aunque no son nuevos, han tenido mayor visibilidad y se han vuelto más severos bajo los efectos del calentamiento global, los cambios demográficos y las estrategias de desarrollo basadas en la explotación intensiva de los recursos naturales (enlace – Doerr and Santin 2016). Desde 2019, olas excepcionales de incendios forestales en la cuenca Amazónica han tenido consecuencias devastadoras para la vida silvestre y los medios de subsistencia de las comunidades locales. Si bien Brasil ha capturado la atención de los medios de comunicación internacionales, otros países vecinos también han sufrido crisis similares. En Bolivia, los incendios han tenido un impacto proporcionalmente mayor en los últimos años, con una superficie total quemada similar a la de Brasil, en un país que es ocho veces más pequeño (enlace- NASA 2019). La mayor parte de la destrucción en Bolivia se ha concentrado en la Chiquitania, una región con uno de los bosques secos más grandes y mejor conservados de América del Sur y del mundo (enlace -Romero-Muñoz et al, 2019). La región está formada por 14 municipios y habitada por poblaciones rurales agrupadas en aldeas o pequeñas comunidades. La Chiquitania representa un paisaje multicultural con cuatro grupos indígenas principales de las tierras bajas que viven en el área: Chiquitanos, Guarayos, Ayoreos y Guarasugwés. Desde principios de la década de 2000, la región ha recibido una considerable migración de campesinos indígenas de las tierras altas (quechuas y aymaras), que se han desplazado hacia el este en busca de tierra, con muchas de las comunidades locales triplicando su población (enlace IOM 2018).
La Chiquitania también ha visto un crecimiento exponencial en la producción agrícola durante la última década, convirtiéndose en uno de los principales productores ganaderos de Bolivia. Esto ha sido impulsado en su mayoría por pequeños y medianos ganaderos que se dedican a la agricultura y pastoreo extensivo (enlace FAN 2014). Entre los principales contribuyentes a esta industria también se encuentran las 46 comunidades menonitas de la región (con aproximadamente 53,000 miembros), descendientes de inmigrantes europeos de principios del siglo XX. La tala legal e ilegal de madera y la minería también han tenido una rápida expansión en los últimos años (enlace CEDLA). Los cambios acelerados en las actividades económicas de la Chiquitania han transformado profundamente su paisaje humano y natural.
Las presiones de convivencia entre diferentes grupos están generando conflictos de baja intensidad en torno a las distintas maneras, a menudo incompatibles, de gestionar la tierra y los recursos locales, como también las prácticas culturales y las visiones futuras del desarrollo. Aunque las fricciones raramente se han convertido en violencia física, se fundamentan en narrativas racistas y discriminatorias y han causado la segregación de facto entre distintos sectores. Tanto la emergencia de los incendios, como la crisis política han profundizado e intensificado los conflictos locales en la región, con numerosos artículos periodísticos recientes que reportan discursos públicos enardecedores durante manifestaciones, así como acusaciones y amenazas mutuas entre diferentes grupos sociales.
Esta investigación responde directamente a la necesidad urgente de diálogo intercomunitario en las comunidades afectadas por los incendios, utilizando actividades basadas en el teatro como un medio para facilitar la resolución de conflictos y también de imaginar y poner en práctica estrategias colectivas alternativas.
Esta investigación representa uno de los pocos ejemplos de trabajos sobre conflictos sociales en torno a los incendios forestales, así como también es la única que utiliza métodos basados en el teatro aplicados a estas emergencias. Los hallazgos del proyecto pueden servir como un valioso aprendizaje a investigadores de diferentes disciplinas (artes y humanidades, ciencias sociales, ciencias naturales) y, con adaptaciones a las circunstancias específicas de distintos contextos, a los profesionales y responsables políticos de otros países del hemisferio sur que experimentan emergencias por incendios recurrentes y graves.
El proyecto fue financiado por el British Arts and Humanities Research Council y liderado por la Universidad de Newcastle en colaboración con la ONG Ciudadanía y la Universidad de Manchester.